Género, Sociedad y Derechos Humanos 101

Masculinidad

“Los niños no lloran”

Actualmente vivimos en una sociedad en la que El Patriarcado impone diversas conductas y expectativas de género que comúnmente oprimen a la mujer y limitan la expresión emocional del hombre. Estas son algunas de esas conductas

Si te pega o molesta es porque le gustas

Es muy común escuchar esa frase, especialmente con niños pequeños. La masculinidad siempre es asociada con dominancia y fuerza física y desde una temprana edad se justifica el uso de la agresividad como una forma de expresar sentimientos. Esto no solamente es incorrecto, sino que fomenta el concepto de violencia como epxresión de afecto, haciendo que los hombres lo ejerzan y las mujeres lo acepten.

Si te molesta otro niño, tienes que pegarle

Nuevamente, desde pequeños a los niños se les enseña la importancia de la fuerza física, y se sugiere el uso de violencia para solucionar problemas u obtener lo que desean. Esto es problemático para la creación de una sociedad pacífica y de derechos, a la vez que asocia el concepto de violencia física con masculinidad. Esto resulta en violencia de género y abusos.

El niño debe ir a clases de futbol y la niña a clases de ballet

La masculinidad prefiere favorecer el desarrollo físico de los hombres y alejarlo de actividades “delicadas”. Esto refuerza la importancia de la fuerza física en el hombre, independientemente de cuál sea su preferencia. Igualmente, crea roles de género que sugieren que el hombre no puede expresarse de forma artística.

Tienes que conquistar a la chica

En los cuentos infantiles e historias populares es común ver cómo el hombre, tras realizar una heroica hazaña, logra conquistar a una mujer. Al hombre siempre se le inculca luchar por sus objetivos, mientras que a la mujer se le inculca ser sumisa y callada. Este tipo de actitudes ignora por completo los deseos y consentimiento de la mujer, enfocándose únicamente en los del hombre. Esto da lugar a relaciones no consensuadas y a abuso de muchos tipos.

Pegas como niña

Está tan marcado el machismo en nuestra cultura que comparar a un hombre con una niña resulta seriamente ofensivo, especialmente en el ámbito de destreza física. Esto retoma nuevamente la idea de la fuerza física como característica meramente masculina, y la fragilidad y delicadeza como femenina. Al mismo tiempo, asume que contar con cualidades como delicadeza y fragilidad son degradantes para el ser masculino, y que ser comparado con una mujer es algo negativo.

Para qué quieres estudiar si vas a terminar cambiando pañales

La sociedad espera que el hombre sea quien trabaje para sostener a su familia, mientras que la mujer debe quedarse en casa atendiendo a los niños. Esto refuerza una idea de dependencia del género femenino al masculino, limita las oportunidades y aspiraciones de las mujeres. Muchas mujeres se ven privadas de una educación superior bajo el argumento de que es su deber atender a los niños en casa y es incluso mal visto si no lo hacen.


En fin, ejemplos como estos hay por doquier. Incluso en situaciones cotidianas y aparentemente inofensivas. A estas últimas se les conoce como micromachismos (por ejemplo, traer la cuenta al hombre al momento de pagar, ceder el lugar a una mujer desconocida asumiendo que es más débil, reírse de una broma sexista). Identificar tempranamente estos comportamientos ayuda a eliminar las expectativas sociales de cada género, abriendo paso a la igualdad de derechos, oportunidades y expectativas.