No te conozco ni tú a mí, pero sé que tenemos algo en común: somos personas y merecemos ser tratadas como tal. Todas y todos merecemos un trato digno y respetuoso que fomente la paz entre las personas.
Por esa razón, por el simple hecho de ser personas, gozamos de una serie de derechos desde que nacemos que no nos pueden ser arrebatados por ninguna persona o circunstancia.
¿Cuáles son esos derechos?
La Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU establece los derechos humanos fundamentales que deben protegerse en el mundo entero. Estos son, en su versión simplificada:
- Todxs nacemos libres e iguales
- A disfrutar estos derechos sin discriminación
- A derecho a la vida, libertad y seguridad
- A ser libre de esclavitud
- A ser libre de tortura o tratos inhumanos
- A ser reconocido como persona ante la ley
- A la igualdad ante la ley
- A la defensa de sus derechos
- A ser libre de detención arbitraria
- A tener un juicio justo
- A la presunción de inocencia
- A la privacidad
- A la libertad de movimiento
- Al asilo en caso de persecución
- A tener una nacionalidad
- Al matrimonio y la familia
- A poseer propiedad
- A la libertad de religión
- A la libertad de opinión y expresión
- A la libertad de reunión y asociación
- A la participación en democracia
- A la seguridad social
- Al trabajo
- Al descanso y tiempo libre
- A un nivel de vida adecuado
- A la educación
- A participar en la vida cultural, artística y científica
- Derecho a que estos derechos se hagan efectivos
- Igualmente tenemos el deber de respetar los derechos de las de más personas
- Nadie puede suprimir ninguno de estos derechos y libertades
¿Quiénes disfrutan de esos derechos?
Todas las personas del mundo, sin importar su nacionalidad, género, religión o cualquier otro tipo de característica deben disfrutar estos derechos sin excepción alguna. Es deber de los gobiernos y autoridades proteger y garantizar su cumplimiento en todo momento.